TIERRAS RARAS UNA OPORTUNIDAD AL ENOTURISMO
- José Santiago Toribio AYuga
- 28 nov 2016
- 2 Min. de lectura
Villarubia: destino de enoturismo
Bodegas Tierras raras, en Villarubia de los ojos.
Enero es mes que sigue a los excesos de Navidad, Fin de año y Reyes. La ilusión por sorprender excede en ocasiones lo razonable y la realidad se hace dura cuando llegan facturas y demás. La famosa cuesta de enero lo es por algo.
Las rebajas de hoy no son lo que solían ser. Desde hace años los carteles con descuentos asoman antes en los escaparates con ofertas que, a todas luces, son imposibles. A pesar de esto, enero sigue siendo un mes de rebajas. El enoturismo, un área de turismo que suele parecer en ocasiones exclusiva por su vinculación con el mundo del vino, se viste también de ofertas que resultan de mucho interés.
Los meses de enero y febrero nos ofrecen una cara de los viñedos muy diferente de la que podemos encontrar en tiempos de vendimia: en ese momento el campo está verde y cargado de fruto. Unas semanas después la vid habrá perdido su fruto y las hojas comienzan a tornarse rojas, con tonalidades casi fantásticas.
Hileras de vides desnudas que se extienden por hectáreas dibujan un paisaje misterioso y con mucha belleza
En enero y febrero el viñedo es igualmente interesante. Hileras de vides desnudas que se extienden por hectáreas dibujan un paisaje misterioso y con mucha belleza.
Haro es la capital del vino de La Rioja. Pensando en la cuesta de enero, podemos encontrar ofertas de enoturismo para una escapada en Haro. Por poco más de 100 euros, dos personas pueden alojarse, desayunar, cenar y visitar una bodega donde caten vinos riojanos. No está mal.
Por poco más de 100 euros, dos personas pueden alojarse, desayunar, cenar y visitar una bodega donde caten vinos riojanos
Haro, 'capital del Rioja', es siempre un destino atractivo. Las bodegas del barrio de La Estación son parte de la historia del vino en Rioja y España. La gastronomía local riojana es también perfecta para estos primeros meses del año: mucha legumbre de excelente calidad que se da la mano con carnes y asados que maridan de forma armoniosa con los vinos riojanos. El tapeo está también presente, y en el barrio de La Herradura de Haro es fácil comer o cenar a precios de cuesta de enero. Una cena con tapas o pinchos y vino riojano en diversos bares de la zona es una manera recomendable para comer (y muy bien) y que no gastar mucho.
Las cercanías de Haro, junto al río Ebro, ofrecen bonitos paseos que alcanzan a Briñas, el último pueblo riojano que saluda ya a la Rioja alavesa. Un poco más adelante en el camino Labastida nos saluda desde una preciosa atalaya desde la que vemos a lo lejos San Vicente de la Sonsierra… mirar y disfrutar de los espacios es siempre barato. Si en verano la playa misma, el contacto con la arena es la forma más económica de pasar tiempo sin gastar, en invierno cumplen similar objetivo paisajes y plazoletas. El enoturismo es en este sentido un planteamiento que ofrece mucho al viajero curioso.
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